Así, entre la interacción de contrastes de luz y sombra propios de este periodo artístico y, mediante una relectura de Brueghel, se enuncia una naturaleza rebosante de vida pero al mismo tiempo frágil y caduca, mostrando lo pasajero de los atractivos entorno al tiempo de vida de una flor, su brillantez y marchitez. Finalmente, desde la interacción de claroscuros y el color se despliega una atmósfera que se entreteje con una variedad de flores y texturas, que al estilo de Brueghel, se entrelazan con los colores.